El sector de la construcción, tan dinámico y pujante en los últimos años, ha sufrido en este primer semestre un freno, como efecto de la desaceleración económica de la región y la caída de los precios del petróleo. Ese es el panorama que muestran los distintos componentes del sector. La Cámara de la Construcción de Santa Cruz (Cadecocruz), indica que si bien el crecimiento del PIB del sector en estos seis meses no ha sido el mejor, tiene cifrada sus esperanzas en que retome impulso en el segundo semestre.
"Si bien la construcción de los megaproyectos de la inversión pública aún están en proceso de licitación, en algunos esperando la orden de proceder y así poder concretar su ejecución, como también de obras públicas en el sector municipal; en el ámbito privado la actividad no ha parado, dado que se siguen licitando y desarrollando", informó Rodrigo Crespo, presidente de Cadecocruz.
En distintos ángulos. Los distintos integrantes del sector como los productores y proveedores de materiales de construcción, las cementeras, los importadores de productos e insumos de acero y las mismas empresas constructoras advierten que el panorama es preocupante. "En este semestre el mercado se ha contraído. En la cuestión de la cerámica hemos reducido en un 30% nuestras entregas al mercado, cuya proporción se ha visto reflejado en esa misma proporción una baja demanda", informó Ángel Paz, presidente ejecutivo de Incerpaz, una de las empresas productoras de cerámicas en ladrillo, pisos y tejas.
Los factores inherentes expuestos por las distintas cadenas que hacen al sector, tienen que ver con: la desaceleración económica que vive la región, los impactos sobre la economía interna del país, como consecuencia del bajo precio del petróleo y la caída de las exportaciones que al primer cuatrimestre ya bordeaba el 30% y la reducción de los ingresos por venta de gas natural en la mitad (49%) con relación al mismo periodo del año anterior.
Como consecuencia de todo ese contexto global y nacional, según Manuel Borda, gerente técnico de la empresa Cruztel SRL, en estos seis meses la ejecución de programas y proyectos se han visto reducidos en su dinamismo solo al sector privado ante la casi “parálisis” de la inversión pública de $us 8.200 millones proyectada por el Gobierno para ser desarrollado en esta gestión. "La empresas constructora en su generalidad nos hemos visto obligados a mirar a ese pequeño flujo que aún sigue en movimiento que es el sector privado. Hemos volcado totalmente nuestra visión y apuesta a la empresa privada", argumentó.
Al respecto la Sociedad de Ingenieros de Bolivia (SIB) filial Santa Cruz, señala que si bien hay desaceleración en la construcción, esta no se ha parado por completo. "Este primer semestre ha continuado la desaceleración que empezó el 2015, dado que en el sector público la inversión ha sido mínima, incluso se encuentra casi paralizada, eso ha afectado al circulante en la economía y en el sector", enfatizó, el representante de los profesionales del área.
Sobre todo en municipios. En el caso de las alcaldías, las obras civiles y de infraestructura previstas en planes operativos anuales, prácticamente no se han activado en este primer periodo del año, por la caída de los ingresos por el IDH (Impuesto Directo a los Hidrocarburos) y el bajón de las regalías en el caso de las gobernaciones.
El economista, Carlos Schlink, indica que dichas entidades “territoriales” están en procesos de licitación y ajustes en sus presupuestos debido a la caída de los ingresos del IDH en casi el 30%.
Ante un panorama así, Borda reitera que las empresas constructora han volcado su mirada al sector privado", al hacer referencia que las empresas del rubro, en algunos casos, están condenadas a sobrevivir. Además, puntualizó que el sector petrolero, que también demanda servicios importantes quedó reducida.
"Estamos viviendo un efecto dominó. Las gobernaciones y sobre todo las alcaldías, no tienen el flujo económico de años pasados por eso nos estamos adaptando al pequeño flujo del sector privado. Incluso en algunas de ellas han tenido que hacer un recorte a su personal", precisó Borda.
El sector observa también como inquietante la proliferación de empresas informales en el rubro, situación que distorsiona un mercado y genera una competencia desleal.
Para Crespo la salvedad está en que los megaproyectos licitados por el Estado (el Mutún, las adjudicaciones de la doble vía Montero-Yapacaní, tramo El Sillar adjudicado a una empresa china, la construcción del nuevo Hub Viru Viru, entre otros) aún se encuentran a la espera del financiamiento, antes de la “orden de proceder”. "Efectivamente, sabemos que todo proyecto grande toma su tiempo y se deben concretar. Esperemos que eso arranque en este segundo semestre", señaló el ejecutivo del sector.
Además, Cadecocruz insiste en que las compañías nacionales sean partícipes de la inversión pública por lo menos en un 30%. "Eso afianzará aún más el crecimiento de ese 10% anual a nivel nacional del sector y de paso del país. Nos constituimos en brazo fuerte del país", apuntó Crespo.
Un sector privado pujante. En el sector privado las inversiones se hallan focalizadas en urbanizaciones, condominios, edificios y megaproyectos urbanísticos sobre todo en Santa Cruz.
Según José Alberti, presidente del Colegio de Economistas de Santa Cruz, los grandes proyectos inmobiliarios, cuya inversión ya está comprometida, están a la espera de tomar impulso en este segundo semestre.
Y Crespo añade que gran parte de esos proyectos están a la vista de todos. Cita el anuncio de inversión de 40 millones de dólares para el World Trade Center en Santa Cruz y otros megaproyectos en el Urubó. "Eso explica que la construcción en el sector privado no ha parado", enfatizó.
La otra preocupación, según la SIB, es que en perspectiva no se avizoran nuevos proyectos y emprendimientos por la actual coyuntura económica. "Si bien continúan las construcciones en urbanizaciones y condominios, cuyos recursos ya están comprometidos; pero no se visualiza un nuevo proyecto de construcción desde cero. En la actual coyuntura los constructores lo están pensando muy bien. No es un momento para encarar inversiones a largo plazo", argumentó.
Con respecto a los materiales. En cuanto a los insumos, el acero, uno de los materiales más utilizados en el sector, ha tenido una baja en los precios de al menos 30%, el resto como los áridos (piedra, arena, arenilla, ripio y arcilla), cerámicas (ladrillos, pisos y tejas) y el cemento se mantienen con precios estables. Sin embargo, estos sectores manifiestan que proporcionalmente al freno de la construcción, la demanda del mercado se ha limitado y en algunos ha disminuido.
No obstante, Alexander Capela, gerente general de Itacamba Cemento SA, señaló que la producción sigue el mismo ritmo; lo que ocurre es que se tiene una mayor presencia de cementos de otras regiones en el mercado cruceño.
"Hoy, todas las marcas de cemento que se producen en Bolivia están disponibles en Santa Cruz; la competencia es grande y ha afectado también a los precios", puntualizó el ejecutivo de Itacamba.
Una muestra de la desaceleración del rubro de la construcción está reflejado en el Índice Global de la Actividad Económica del Instituto Nacional de Estadística. Según este indicador, en marzo del año pasado el sector se expandió un 8,33% y en marzo de esta gestión solo aumentó un 4,33%. El dato además es menor al 5,24% de enero y al 5,10% de febrero de la presente gestión.
Panorama
Hay inquietud en los proveedores de materiales
Cementeras. Al culminar el 2014, el sector cementero del país había quedado rebasado por una alta demanda del producto; esa situación en este primer semestre se hizo notoriamente diferente por una baja en la demanda que bordea el 30%.
Para Raúl Gutiérrez, presidente de Fancesa, la baja del cemento se debe a que el principal consumidor: la administración pública no se ha activado tanto en el Gobierno central y los municipios. "Se nota una influencia negativa con relación al año anterior por lo que hay que hacer un esfuerzo mayor para comercializar lo programado", enfatizó.
En cambio, para Itacamba, la parálisis de la inversión pública se ha dado en tres niveles: nacional, departamental y municipal. En este último nivel la desaceleración es muy fuerte. "Nuestra expectativa es que los grandes proyectos anunciados por el Gobierno nacional, de grandes carreteras y de infraestructura, comiencen a desarrollarse y compensen la inversión de los otros sectores", remarcó Alexander Capela, su gerente general, cerámica. Según Ángel Paz, ejecutivo de Incerpaz, en la producción de ladrillos, tejas y pisos el requerimiento ha bajado a un 30% porque también el sector privado bajó su demanda.
Modelo
La construcción fue parámetro para fijar el PIB
Contexto. En una década marcada por un crecimiento económico acentuado por los buenos precios del superciclo de las materias primas, donde el país tuvo un PIB promedio anual del 5,2%, la actividad de la construcción se ubicó siempre por encima de dicho promedio al ubicarse con un desempeño promedio del 9% anual.
Boom. En casi todos los sectores de la economía se ha traslucido la construcción como parámetro para medir cuán eficiente y efectivo había sido el país para crecer sobre la dinámica de la actividad de la construcción. El Estado contribuyó en los últimos años con redimensionar los accesos financieros para que gran parte de la población pueda tener acceso a una vivienda, aspecto todavía en curso.
Variable. Los sectores impulsores de dicha actividad estuvieron fijados en tres sectores definidos: la inversión pública del gobierno central, la inversión pública inherente a municipios y gobernaciones y un sector privado que se mantuvo inalterable en términos de desplazar inversión a partir de una fiebre de compra y venta de terrenos. Pero lo más relevante tiene que ver con los proyectos inmobiliarios como son las urbanizaciones, condominios, edificios y centros comerciales, entre otros.
Punto de vista
Deben adaptarse hacia otros tipos de crecimiento'
José Alberti
Analista y Pres. Colegio de Economistas
“El primer elemento a tomar en cuenta es que estamos en una nueva dinámica de menor crecimiento lo que los economistas denominan la nueva normalidad. Entonces, debemos adaptarnos a esa nueva normalidad de la economía, lo cual es transversal al crecimiento económico experimentado en la época de bonanza.
El otro aspecto es que el primer semestre se observa un bajo nivel de ejecución presupuestaria en el sector público como el Gobierno central, gobernaciones, municipios e incluso en las universidades. Eso evidentemente va afectando al consumo, al gasto y la contratación de servicios de las empresas constructoras. No hay capacidad de ejecución en distintos niveles de la actividad pública.
Otro es que ya se observa que ciertos sectores de algunos segmentos que antes estaban desatendidos al paso de los años, con las políticas del Gobierno y la propia bonanza ya están satisfechos.
Ante ese panorama, las constructoras e inmobiliarias, deben redimensionar sus inversiones hacia nuevos segmentos vía innovación de propuestas en nichos de mercados populares o alternativos.
Lo que preocupa que los créditos en la construcción han caído en un punto porcentual. Eso habrá que ver qué pasa. Otros es que las empresas están haciendo ajustes incidido por la baja de los ingresos y los flujos. Todo ello engloba esa falta de dinámica del sector en este periodo. Entonces hay que acomodarse a esa dinámica diferente”.
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