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05 junio 2017
Cuatro causales aumentan el riesgo de muerte en construcción
El crecimiento de la construcción vertical, el incumplimiento de normas, las subcontrataciones y la inexperiencia aumentan el riesgo de lesiones y muerte en las edificaciones. La dirigencia de los obreros calcula que cada mes fallecen al menos tres en el sector.
Datos del Instituto Nacional de Estadística dan cuenta que en los últimos 11 años la construcción ha sido uno de los principales motores de la economía y que en todo ese tiempo registró un crecimiento mayor al del Producto Interno Bruto (PIB) de Bolivia, lo que ha convertido al rubro en el cuarto mayor generador de empleo del mercado nacional.
Esta dinamicidad le proporciona ingresos nada despreciables a quienes realizan esta actividad, pero también los enfrenta a peligros que ponen en juego su vida.
En una escala de 1 a 10, la seguridad en las obras de infraestructura pública y privada del país “tiene un 5; tal vez con proyección a mejorar, pero estamos bastante expuestos en ese tema”, alerta el presidente del Colegio de Ingenieros de Bolivia, Henry Claros.
En respuesta a una solicitud de este medio de información sobre la cantidad de accidentes leves, graves y con muerte que ocurrieron en los últimos cinco años en el sector, el Ministerio de Trabajo, Empleo y Previsión Social comunicó que de enero a septiembre de 2016 se registraron “98 accidentes de trabajo” —lo que da un promedio de 10 por mes—, que al momento se están “desarrollando estadísticas” y que aún “no hay nada consolidado” sobre los primeros datos requeridos.
El reporte de esa cartera de Estado da cuenta también que la actividad —que emplea de forma directa a unas 300.000 personas, según la Cámara Boliviana de la Construcción— es el tercer rubro con mayor cantidad de incidentes laborales, le siguen los sectores de industria manufacturera y comercio (1.404) y servicios básicos (299).
Un estudio elaborado en 2014 por la Fundación Boliviana de Seguridad y Salud Ocupacional revela que ese año “murieron en el eje troncal cerca de 70 obreros” que se desempeñaban en esa industria. La mayor construcción de edificios es una de las principales causas. “Cinco de cada 10 muertes de albañiles son por caídas de altura, luego están los casos por electrocución y derrumbes”, advierte Enrique Núñez, presidente de la institución privada.
Una de esas fatalidades ocurrió el 19 de mayo, cuando R. C. M., de 35 años, perdió la vida después de caer del piso 22 de la Casa Grande del Pueblo, el nuevo edificio del Ejecutivo que se construye detrás del Palacio de Gobierno. El hecho se produjo a ocho días de un incidente en ese mismo inmueble, cuando un empleado estuvo a punto de caer del techo mientras realizaba labores de limpieza.
“No tenemos un dato exacto de las muertes en la construcción. Lo que pasa es que estos decesos no se registran ni se denuncian. Cuando hay un accidente con muerte, inmediatamente la parte empleadora negocia con la familia (del fallecido) y esconde el caso”, revela el secretario ejecutivo de la Confederación Sindical de Trabajadores en Construcción de Bolivia, Valerio Ayaviri, quien calcula que “al mes, por lo menos hay tres muertes (en el sector) en todo el país”.
Los incidentes fatales en el rubro ocurren principalmente en empresas edificadoras que subcontratan servicios, según María del Carmen Cáceres, secretaria ejecutiva de la Asociación de Mujeres Constructoras.
“Cuando hay una subcontratación”, explica, “la empresa a cargo del proyecto de infraestructura se desliga totalmente de la responsabilidad de dar a los trabajadores los sistemas de protección establecidos por ley, medidas de resguardo que muchas veces no pueden ser garantizadas por el o la subcontratada, en ocasiones maestros albañiles que desarrollan su labor de forma precaria”.
“Lo penoso es que, luego de haber tenido el accidente, ellos nos culpan o niegan que nos hayan contratado”, agrega.
Javier Espejo, presidente del Colegio de Arquitectos de La Paz, afirma que la seguridad que proporcionan a sus trabajadores las grandes empresas del sector tiene una calificación de 9 sobre 10, la de las medianas 6 y la de los obreros a cargo de edificaciones 3. “Se pide a los maestros albañiles que se pongan un arnés, pero ellos no hacen caso. Pasa el accidente y entonces se inculpa al técnico, al ingeniero o a la empresa”, dice.
Según Ayaviri, “los que más se accidentan son los nuevos”.
Gróver Córdova, secretario ejecutivo de la Federación Sindical de Trabajadores en Construcción de Potosí, sostiene que en términos generales al menos 4 de cada 10 accidentes ocurren por “la inexperiencia de nuevos albañiles”, jóvenes que ingresan a la actividad tentados por los ingresos que se pueden percibir en el sector.
“A veces les pasa por hacer rápido” su trabajo; “no se fijan. Por el factor tiempo tampoco se les puede instruir y pasan los accidentes”, lamenta el representante, quien pide también a las empresas del rubro capacitar en seguridad a sus trabajadores.
En el sector, las mujeres ganan un jornal de hasta Bs 130 por día (3.900 al mes) y los hombres uno de Bs 150 (4.500 al mes). Los maestros constructores pueden cobrar hasta Bs 300 por día. “Ganamos más que el mínimo nacional”, afirma Cáceres, quien considera que “todos” quienes se dedican a esta actividad “pueden tener un accidente”.
Un estudio publicado en 2011 por investigadores españoles calcula que en el mundo mueren cada año unas 350.000 personas por accidentes de trabajo, 60.000 de ellas en obras de construcción (17%). Las cifras dan un promedio de un fallecimiento en el sector cada nueve minutos.
Núñez, ingeniero industrial experto en seguridad ocupacional, considera que la legislación en materia de seguridad en la construcción “ha mejorado mucho en este último tiempo” en Bolivia. En una escala del 1 al 10, con las nuevas normativas para proteger a los trabajadores del sector se ha avanzado “de 3 a 6”, sostuvo.
No obstante, Ayaviri sostiene que “las empresas constructoras no cumplen” con la normativa vigente sobre seguridad en el rubro.
En el país, las medidas sobre seguridad y salud en la construcción están insertas en el Decreto 2936 de octubre de 2016, que reglamenta la Ley 545 de julio de 2014, el cual a su vez ratifica el Convenio 167 de la Organización Internacional del Trabajo sobre la protección de los empleados del sector.
“Los empresarios estamos ya proporcionando” la protección debida a los obreros, pero su seguridad “no solo pasa por eso, sino también por concientizarlos para que se cuiden”, menciona Claros.
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